I
Si el universo tiene voz, ¿cuándo dejé de escuchar? ¿Se atrofia la intuición o es que deja de hablarte porque sabe que no escuchas?
II
Qué fácil es destruirse, dejarse caer por el abismo. Sanar es complicado, pero es fácil de conseguir, pues puedes seguir en las profundidades. Ahora, ¿re construirse? ¿plantar los cimientos de un camino o una identidad que deseas como propia? Eso es harina de otro costal, es tarea tremendamente titánica. Escalar el precipicio no es nada fácil.
III
Veo señales, que sé que no son. Busco reafirmar el runrún interno, ese mecanismo que se ha puesto en marcha en esta época de sanación, pausa y recapitulación. Busco ese "sí, sigue", porque necesito ese soslayo de que el universo me desea en esa senda.
V
Me siento en el suelo a escribir sobre nada y todo mientras veo una película (Costa Brava, Líbano). Son cartas, quizá, a mí misma, para centrarme, o quizá recordarme lo que he olvidado: la esencia del todo, la paz.
VI
Del bar de abajo sube el aroma a café. Las mañanas cambian: hay abrigos, mantas, y un amanecer cada vez más rojizo. Tras la ventana cerrada me resguardo del cambio.
No es otoño, pero en la neblina y la montaña que desaparece, escucho música ambiental y me siento un poco menos ajena a este lunes.
Porqué mirar afuera si dentro de ti, hay un maravilloso mundo por descubrir ❤️
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