Thought Mantique: A pie de página II - sobre 2025

A pie de página II - sobre 2025

domingo, diciembre 28, 2025



(enero)

Los espacios se dejan atrás pero no lo que te lleva a ellos o la persona en la que te convierten en el tránsito. Y yo sigo acostumbrada a divagar y a escribir, así que sin intenciones de volver, busco crear mis propios lugares de pausa (una prueba, una intención, como todo en esta vida).

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Pero mi cuerpo advierte, se contrae, corta el aire, retuerce las entrañas, irrita la piel y hunde cualquier intención. Una guerra propia que no abandona las fronteras de la piel, se queda ahí a causar estragos donde debería dedicarse a la devoción.

(marzo)

Algo que no me esperaba es que los cambios conscientes, especialmente si implican una reestructuración del pensamiento automático y crear caminos nuevos por donde la voz interna aprenda a navegar, es tremendamente agotador. Terrible. Una lucha constante contra el peor enemigo: yo misma.

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Pienso y pienso y pienso pero creo que, esta vez, es de la manera correcta (la que no acabará en mi autodestrucción).

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Nunca me he visto en el futuro. En otras vidas, claro; otra linea temporal, siempre; un universo alternativo, a menudo. Pero, ¿en el mañana? Esa es la ventana más al alcance y a la que menos me asomo, quizá por miedo, por indiferencia, o por incapacidad de gestionar la incógnita (o las doscientas posibilidades que podrían ser).



(abril)

Devoro todo lo que puedo encontrar en un frenesí que busca algo: mi propia alegría en algún lado, mi paz, mi camino, las otras ramas por las que podría haber discurrido mi pasado hasta otro presente en el que no soy esta persona que no se quiere y no se valora.

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Nunca me he hecho aquí, porque sigo intentando encajar en un puzzle sin espacio para mis aristas.

(junio)

¿Y si volviera? ¿Y si me escapara allí unos días y sintiera de nuevo los veranos de hace 15 y 20 años? Pero entonces vi en una charla a un hombre que hablaba de que a los espacios donde fuimos felices no podemos volver, porque no existe el contexto ni la persona que fui entonces. No sé si me consuela o me entristece que el pasado sea tan inalcanzable, que ni siquiera colocándome en el mismo eje espacial pudiera siquiera rasgar un pedacito de esa felicidad y traérmela hasta el ahora.

(julio)

Me decía todo el rato que para tener comunidad hay que vivir en la incomodidad, porque entre aromas que no son míos, texturas que no son familiares, o sabores ajenos, hay alguien que dice: ven, quédate, estás invitada. Y en esa incomodidad encontré el no pensar, y la mente se calló, y ya no había preocupaciones, ni estrés, ni ansiedad; de repente todo era silencio en mí.

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La mente busca y rebusca qué está mal, qué no encaja. Con el piar de los pájaros y el recuerdo del fin de semana en calma en la montaña le digo: buscas estar mal, deja de preguntar, deja de querer saber; si hurgas en la herida, tarde o temprano hallarás sangre.

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(agosto)

Que hablen de ti te vuelve corpórea.
Ahora existes.


(septiembre)

Estoy de malas (para variar).

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El duelo por el cuerpo y la energía que tenía hace años, por recuperar una pasión identitaria, y por reclamar de nuevo espacios donde sentirme segura para existir en el arte es otro tema que viene al caso pero tampoco tanto.

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Pero se me antoja que es ese resquemor extremo que me tiene quemada desde hace meses y que, por más agua que eche por la superficie, en lo más hondo de mí siguen quedando rescoldos y briznas humeantes.

(octubre)

Las mañanas de verano son brutales pero fáciles, alegres en su salvajez. El otoño es suave y disperso, duro de enfrentar.

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Hoy no hay ni una pincelada nubosa en el cielo, pero en mi interior no hay espacio entre tanta tormenta. A veces la mente despierta así, fatigosa, recordando en bucle todo lo que hace daño e intentando que las heridas sangren una vez más.

(noviembre)

Buenos días desde la llovizna salpicando una rutina que sabe a cálida infusión reconfortante. Cuando todo parece caer por un instante, recuperar lo habitual es un abrazo.

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Todo podría derrumbarse, todo podría florecer. En un mes todo habrá cambiado y, quizá, es justo lo que necesitaba.

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Todo está tranquilo tras sentir que me lanzo al vacío. Ahora lo abrazo, porque significa que abrazo la paz, y eso es lo que pedí aprender este año.

(diciembre)

Supongo que ese es otro aprendizaje de esta época: que la chispa no se me apague, suceda lo que suceda.


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