Thought Mantique: Junio - Cambios y abandono

Junio - Cambios y abandono

viernes, julio 02, 2021

 

(Enlace a la lista de Spotify aquí)

Buenos días desde un nuevo mes, una ilusión de nuevo inicio que se escurre con cada segundo. Ojalá acompañar a los pájaros que sobrevuelan la terraza con una lectura en lugar de estar ante la pantalla, rellenando drives.

Buenos días desde el resurgimiento, dejando atrás una semana en la que el parón fue casi absoluto. Me recupero en silencio, recojo mis energías, y proyecto ilusiones de nuevo. El té, la mañana fresca, el canto de los pájaros: la rutina que cura.

Buenos días desde la falta de espera. Quizá es exceso de presente, que se come la ilusión por el mañana; quizá es la desconexión con una rutina que nunca ha sido mía. Aprender a vivir en calma, qué tarea más complicada.

Buenos días desde el blanco: blanco el cielo encapotado; blanca la nube de leche que serpentea dentro del té negro; blanca la pantalla y la hoja en blanco. Todo son lienzos.

Buenos días desde un lunes donde un ave desconocida canta en la terraza. Como ella, yo también proclamo en mi interior una oda: a mí, al día, al despertar.

Hoy estoy como el tiempo: ajetreada, indecisa, lluviosa. No me decido si soy nube, si soy viento, si soy un escueto rayo de sol a medio día que se lo traga la tormenta venidera. Quizá necesito dormir, o descansar, o parar. Quizá debo dejar de pensar.


Llevo días sintiéndome extraña, ajena. Ha sido un poco volver a lo que era, a lo que estoy dejando atrás. Me explico: una desidia, una falta de interés, de ganas, de motivación. Podría hacer mil cosas en mi tiempo libre y acabo sin decidirme, porque no hay nada que me llene de esa energía y deseo para, al fin, moverme hacia la acción. Entre pensamiento y acto hay una grieta, y no consigo cerrar esa incisión, ni siquiera entender por qué, después de tanto tiempo de mejora, ha sucedido. Es como bullir con una intensidad inhóspita, que desbarata el eje central. Crecer rompiendo lo que fuimos, una manera de evolucionar.

Tengo teorías, como siempre: cansancio, calor. También a un nivel más profundo: encontrar en lo que antes era extraordinario algo rutinario. Tener tiempo para mí era un lujo y ahora es costumbre, quizá por eso ha perdido su esencia de novedad y me hallo con cierto estancamiento al respecto. Quizá ahora sé descansar pero no sé balancearlo con el ocio. Mi suposición final es que el encierro por fin hace mella en mí, que no hay novedad ni perspectivas, no espero nada, vivo aquí y ahora. Un exceso de presente cuando antes solo podía contemplar el futuro. 

Durante unas semanas caigo en un silencio: no estoy vacía, pero de repente me he quedado sin palabras —o sin manera de sacarlas, de vocalizar. A veces hay sin haber, se existe sin testigos. Me mantengo así, en la introspección, y descubro cosas que pasan a mi espalda: cosas buenas, cosas malas, cosas que se ignoran. Saber da perspectiva, quizá de ahí venga la fortaleza que nace cuando se necesita.

Hay una tristeza que me abraza de noche cuando recuerdo que algún día moriré y no me dará tiempo a leer mis pendientes al completo, a escribir todas las historias que deseo, ni a bailar cada una de mis canciones favoritas. Quiero absorberlo todo, pero es imposible. 

Uno de los profesores de la aplicación con la que he vuelto a bailar (Steezy) hablaba de que se programa los ensayos, porque les es muy fácil pasarse el día viendo películas o con videojuegos; decía: «no podemos controlar qué nos inspira, pero sí hacer tiempo para inspirarnos», así que reniego del tiempo libre en estado pasivo y me propongo empezar de nuevo con mis aficiones, planeando espacios para ellas. Recupero el gusto por los juegos de mesa, por hilar historias y tejerlas, por los trazos que nacen en la mano y acaban en el papel.

La historia en la que trabajo ahora (cuya playlist está aquí: Nevet) está cerca del final, y con pánico, siento que será la última vez que conseguiré acabar algo que me parezca digno. Es una sombra al acecho de que nunca más podré escribir. Pienso que, a veces, la trama es secundaria, lo que importa es mirar al abismo y que el abismo te devuelva la mirada... ¿podré mirarlo de nuevo una vez ponga el punto final?

Rememoro el tiempo que llevo creando en redes y me sorprende qué, con el poco apoyo y el nulo feedback que recibía, como he aguantado tanto sin rendirme. No es que ahora esté boyante, pero es más fácil seguir luchando cuando te sientes bien contigo misma y te rodeas de personas que, aunque sea en silencio, te apoyan. Pero sí, qué fácil es rendirse cuando sacas de ti algo y parece quedarse en el vacío, en la nada. Cómo cuesta echar a volar si no sabes si el viento estará de tu favor. La clave de ahora, supongo, es que me estoy liberando de ese estrés, esa exigencia, y me centro en disfrutar el proceso. A veces fantaseo con que tengo cierta relevancia en ese aspecto, y entonces dos tierras se pelean por mi identidad hasta que aparece la tercera y dice: "ésta es nuestra nieta que no pudo estar con nosotros, déjanos arroparte".  Al final las tres se entienden y vivo cuidada por sus esencias.

Sigo abandonando pieles antiguas: mudas pesadas con las que llevo cargan años y años. Me lanzo a todo lo que venga, dándome el tiempo para abrazar el cambio con todo lo que eso implica (renuncias, esfuerzo, decepciones, éxitos, fracasos). No quiero apretar más una soga al cuello para mantenerme a raya: no decir demasiado, no mostrar, no existir a penas, no ir por ese camino. Se me ha abierto un enorme abanico de posibilidades y siento que me he quitado un peso de encima. No cabe duda de que los mayores límites son los autoimpuestos. 

No necesito muestras divinas: yo soy mi propia señal.

La lectura es amiga del calor, y en junio y el verano que trae consigo apuesto por lecturas cortas, llenas de sentimiento. Me cuesta plasmar mis reflexiones, pero poco a poco recupero el hábito. Siempre tengo algo que decir, algo que opinar, ¿defecto o bendición?


«(...) que la vida era expansiva siempre, y que, en su necesidad de seguir expandiéndose, rompía los sucesivos recipientes en los que tratabas de contenerla».

 




   «Has de saber que el cor ha de ser molt gran perquè hi càpiga tot el que ens agrada».

 



En el cine y la ficción también hallo la paz, esa que me elude este mes cuando me he encontrado perdida en mí misma. Cómo pretender que las historias sean secundarias en nuestra vida cuando siempre están ahí para darnos un respiro.

Mad Max: Fury Road (2015)
Alias Grace (2017)
Bikram (2019)
Cloud Atlas (2012)
Seaspiracy (2021)
Ya no estoy aquí (2019)
Luca (2021)
Adam (2019)

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